miércoles, 20 de diciembre de 2023

HACEMOS EL BALANCE DE LO BUENO Y MALO...

 

Eso decía Mecano en su gran éxito, ese que suena una y otra vez cuando se acerca cada Nochevieja. Y no lo digo con sorna, todo lo contrario. Si el “mecanismo” existe, me declaro mecanista, de esos que durante años seguíamos pensando que el trío nos daría la alegría de volver, al menos para despedirse de forma oficial y no a la francesa, como hizo José María Cano.


En fin, que me disperso. Aunque los Abogados somos más proclives a los balances anuales guiados por el calendario judicial, antes que Letrados somos personas, para asombro de muchos. Y éste ha sido un gran año. Mirando atrás (sin ira siempre), veo las entradas de este blog y me siento satisfecho. Y algo preocupado también, pues sigo con el eterno problema de no saber decir que no, algo que, sin embargo, sí he practicado durante este 2023, porque cuerpo y mente comienzan a decir que hay que levantar el pie del acelerador. En eso tienen mucha culpa los amigos que me rodean, y que se están encargando de los asuntos a los que ya me es imposible llegar.


Pero hay que ser positivo, no porque quede bien, sino por mera salud mental (un eterno cabreado como el Sr. Scrooge ya saben cómo estuvo a punto de terminar) Y en esa positividad tienen mucho que ver mis chicas y mi socia, una de las almas más comprensivas que he tenido la suerte de conocer.


Sin dejar de ver el lado bueno de las cosas, hay que ser también realista, y la realidad es que, como “ley de vida” (odio esa frase, pues nunca entraña nada bueno) algunos seres cercanos no estarán cuando la bola del reloj de la Puerta del Sol comience a bajar. Creo entender algo de leyes, y esa “ley de vida” debería ser derogada. Ojalá.


PAZ Y BIEN