lunes, 17 de enero de 2022

BODAS DE PLATA

 

Hoy, 17 de enero, la Iglesia Católica celebra el día de San Antonio Abad, más conocido como San Antón, patrón de los animales. El martirologio también conmemora, entre otros, a San Mariano mártir. En este momento no hay animales en mi vida a los que homenajear, pero a Mariano sí debo felicitarle desde aquí. Él ya sabe.


    Aunque puede parecer que el inicio de esta entrada no tiene el contenido jurídico que caracteriza a este blog, sólo deben esperar unas pocas líneas para comprobar esa relación. Enseguida me explico.


    Tal y como solía hacer Sophia Petrillo, la decana de las protagonistas de la serie televisiva “Las chicas de oro”, … imaginad: Madrid, año 1997. Un par de amigos han quedado una mañana del mes de enero en la calle Serrano, frente a la entrada del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Se conocen desde hace 10 años, cuando comenzaron juntos a estudiar en la universidad. Y ahora han decidido iniciar su andadura profesional.


    Desde aquel día han pasado exactamente 25 años, eso que se denomina Bodas de Plata, por extensión de las que los matrimonios celebran. Mi amigo continuó su vida laboral por otros derroteros muy distintos. Por mi parte, aún sigo bregando año tras año, y hoy se cumplen 25, desde aquel día en que ingresé en el Colegio de Abogados junto con mi amigo Julián, quien me acompaña en la foto en el acto de la Jura en el Tribunal Supremo.


    Decir que ha sido difícil llegar hasta aquí sería una obviedad. Ningún trabajo es fácil. Si lo fuera, estoy seguro de que se llamaría de cualquier otra forma y que las élites lo tendrían totalmente acaparado. El paso del tiempo es inexorable, pero lo importante es decidir si se pasa por la vida dejando huella o si nos sentamos a ver las huellas que deja la vida al pasar. Me gustaría pensar que estoy entre los primeros. No concibo mi vida profesional de otro modo.


    Sea como fuere, siempre me he sentido un privilegiado, pues trabajo en lo que me gusta. Y la profesión es tan amplia que permite no aburrirse nunca. Cuando mi hija era pequeña le hice esa pregunta que se les formula a todos los niños: ¿qué quieres ser de mayor? Su respuesta no viene al caso, pero le volví a preguntar si no quería ser abogada, como papi, a lo que me respondió que no, porque era una trabajo muy aburrido. Años más tarde repetí la pregunta, y en esa ocasión la respuesta siguió siendo la misma, pero matizada con un es un trabajo de mucha responsabilidad. Se notaba que no sólo se había hecho mayor, sino que, además, me veía enfrascado en el quehacer diario, ese que nos va minando poco a poco, como la gota que horada la piedra.


    Insisto en que, a pesar de todo, soy un privilegiado. Y espero seguir siéndolo otros 25 años más, en los que espero y deseo que mi familia me siga llamando cariñosamente “Perry”.


    Y como siempre, gracias a las tres personas que han hecho posible mi vida profesional. Gracias siempre.