Al poeta cubano José Martí se le atribuye la frase “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Echando la vista atrás me doy cuenta de que he cumplido con las tres.
Días después de nacer mi hija me fui a un invernadero, acompañado de mi suegro, quien me asesoró en la compra de un joven manzano. Juntos lo plantamos y cuidamos de él. Mi intención era que ese arbolito creciera a la par con mi hija. Y así fue durante muchos años, hasta que una plaga acabó con la vida del manzano.
Hace unas pocas semanas vio la luz una nueva publicación jurídica, la séptima obra colectiva que lleva mi firma. En cada una de ellas he tratado de plasmar lo mejor de mí como abogado. Y por eso escribo ahora sobre la última y no lo hice antes sobre las anteriores, porque es el trabajo del que me siento más satisfecho. Creo que es el que mejor refleja qué soy y por qué lo soy.
Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro… Seguramente todas esas acciones no tengan otra finalidad que la de perpetuarnos hacia el futuro a través de nuestras obras. Me apena que el manzano no hubiera sobrevivido y me enorgullece que mis escritos vean la luz, pero, como bien comprenderán, es la vida de mi hija lo único que tiene sentido y no sé si de inmortalidad, pero sí sé la felicidad que me provoca a diario.
