martes, 5 de abril de 2022

UN MES DE LOCURA FORMATIVA

 

En una anterior entrada amenazamos con seguir con la formación. Y así ha sido. En menos de un mes, los colegios de la abogacía de Alcalá de Henares, Burgos y Madrid, el Consejo General de la Abogacía y AMAI-TLP han tenido a bien invitarme a impartir cursos y conferencias relacionados con la discapacidad.


El 10 de marzo estuve disfrutando del magnífico edificio del Siglo XVI, que otrora fuera el Colegio Menor de Teólogos de la Madre de Dios, y que hoy alberga la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Alcalá de Henares, junto a la Capilla del Oidor. Fue una magnífica mañana y posterior comida con el resto de ponentes, Decano, Vicedecana y otros miembros de su Junta de Gobierno. Como no podía ser de otro modo, tuvieron que soportarme hablando de la reforma de la legislación civil y procesal en el ámbito de la discapacidad.


El 18 de marzo cambiamos un poco de tercio, por tema y ubicación. En esta ocasión fue el Ilustre Colegio de Abogados de Burgos quien organizó un curso que tuvo lugar en la Fundación Caja de Burgos. Y me correspondió informar de la labor de los Letrados cuando defienden en procesos penales a personas con discapacidad intelectual. No desaproveché el viaje, pues estuve rodeado en la comida posterior de insignes y preclaros juristas que han dedicado gran parte de sus vidas a la defensa de los Derechos de las personas con discapacidad: Carlos Ganzenmüller Roig, Fiscal del Tribunal Supremo; Pepa García Lorente, Letrada y maestra y referente en la materia de varias generaciones de Abogados; Ignacio Sancho Gargallo, Magistrado del Tribunal Supremo; y por supuesto mis queridos amigos y compañeros Manuel Cerezo, Cristina Mozas y Carmen García Luján, sin olvidar a Carlos Fernández Pascual, mi alter ego en la discapacidad.


El 24 de marzo pude participar en la mesa redonda que se organizó alrededor de la presentación del libro del psiquiatra Mario Acevedo Toledo, “La herida límite. El trastorno límite de la personalidad: la enfermedad de nuestro tiempo”, centrando mi intervención en los aspectos penales de dicho trastorno, plasmados en el fenomenal libro, cuya lectura recomiendo tanto a neófitos como a iniciados en la materia. Y por segunda vez compartí mesa con uno de mis maestros en Derecho Penal, Arturo Beltrán, ex Presidente de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid, quien ahora disfruta de una merecida jubilación tras 48 años de impartir Justicia y enseñanzas.


El día 31 de marzo me correspondió impartir el módulo penal en la IV edición del curso “Protección Jurídica de las personas con discapacidad”, que organiza desde el pasado año el Consejo General de la Abogacía Española. Se trata de un curso que se imparte en formato online, para permitir el acceso a los compañeros de todo el país. Como en ediciones anteriores, las plazas (más de 400) se agotaron en unas pocas horas.


Por último, ayer, día 4 de abril, volví a impartir, con mi querido amigo Carlos Fernández Pascual a la batuta, un curso sobre la Ley 8/21, curso que organizó el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid. El plantel de lujo lo han compuesto la Notaria Carmen Velasco Ramírez, la Fiscal Rosa Rubio Ramos y las Letradas Ana Marta Almaraz García y Pepa García Lorente. Créanme cuando les digo que junto a ellas uno se siente empequeñecido.


Menos de un mes de locura, de bendita locura, haciendo algo que me apasiona, aunque nunca lo hubiera pensado cuando comencé a estudiar Derecho hace taitantos años.


He preferido dejar para el final el apartado de agradecimientos, pues son muchas las personas a las que debo dirigirlos. Gracias a todos los nombrados y a muchos otros que no he olvidado, pero que engrosan una larga lista en la que no quiero dejar fuera a nadie. Gracias de todo corazón a organizadores, contertulios, compañeros de mesa y mantel, amigos… Gracias. Volveremos a vernos pronto. Y si no, al tiempo.