miércoles, 15 de junio de 2022

BODAS DE PLATA EN EL TEATRO REAL

El pasado mes de enero publiqué una entrada recordando que, 25 años atrás, ingresé en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Hace pocas fechas varió su denominación, cumpliendo con los tiempos de inclusión que vivimos, a Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid. Coincidiendo en el tiempo con el cambio de nombre, ha cumplido 425 años de existencia, de los cuales, como he comenzado diciendo, he vivido los últimos 25. Con motivo de esa efemérides, el ICAM ha programado una completa semana de actos conmemorativos, que se inauguraron este lunes. Tras la jura de nuevos Letrados, fuimos convocados los que cumplíamos 25, 50 o 60 años en la corporación. Yo no me lo quise perder, y allí estuve (perdón, no había dicho que el lugar fue el Teatro Real). Y no fui solo, me acompañaron las mujeres de mi vida. No suelo excusarme en este tipo de actos, pues soy un firme defensor de tradiciones y simbología, aunque en esto último me supera el protagonista de El código Da Vinci. De hecho, mi profesión no se explica sin procedimientos, sin “ritos”, los cuales están repletos de símbolos.


Tranquilos, ya dejo de “introducir”. La verdad es que sólo pretendía compartir con vosotros el gran día que fue para mí el 13 de junio de 2.022. Palabras como emotivo, emocionante, conmovedor…, todas ellas serían demasiado parcas para explicar lo que no puedo explicar. Lo diré de otro modo: el día anterior, mi estómago parecía decidido a recordarme los primeros años de ejercicio, cuando antes de cada juicio se revolvía en mi contra. 400 abogados, reunidos en el Teatro Real, acompañados de nuestros amigos y familiares más cercanos, recibiendo elogios y recuerdos del día… Indescriptible


Por fortuna, una imagen vale más que mil palabras. Por tanto, será mejor dejar de escribir y completar esta entrada con algunas fotos, mías (se siente), con mi familia y con algunos amigos con los que coincidí en el acto en cuestión. A partir de ahora, seguiré en la brecha. Es el camino que elegí hace 25 años. O como diría el mandaloriano, éste es el camino. Veremos qué depara el resto de la andadura.