El
vigente ejercicio fiscal está siendo modificado, sin que la mayoría
de los ciudadanos se percaten de ello. Me explico. Cuando el año
próximo llegue el mes de abril y comience la campaña de declaración
de renta, si los límites de obligación de declarar no sufren
variaciones, quienes obtengan rentas superiores a 14.000 €
provenientes de más de un pagador, y el menor de ellos supere los
1.500 €, se verán obligados a presentar declaración. Es decir,
como viene siendo habitual en los últimos ejercicios.
En
la actualidad, se están produciendo el cobro de millones de
prestaciones por desempleo y de expedientes de regulación temporal
de empleo. Un importante porcentaje de estos perceptores, también
tendrá derecho al cobro del ingreso mínimo vital.
Como
quiera que ninguna de dichas prestaciones ni tampoco el IMV está
sometido a retención y sí a tributación, en el caso de superar los
límites indicados, no sólo habrá obligación de presentar
declaración, sino que el resultado será a pagar en la mayoría de
los casos, dependiendo del resto de circunstancias personales y
familiares de cada contribuyente. En el año 2.021 veremos un gran
incremento de contribuyentes, mucho mayor que en otros ejercicios.
Pero
pongamos un ejemplo bastante clarificador. Un ciudadano soltero, sin
cargas familiares ni económicas, que obtenga aproximadamente un
total de 17.500 € brutos no sometidos a retención, deberá pagar
el año próximo un total aproximado de 1.450 €.
Por
tanto, sería conveniente que nadie perdiera de vista la repercusión
fiscal de las percepciones de este año. Aunque planificar, en
tiempos como los actuales, se antoja complicado, y ahorrar casi
imposible.
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