Cuando
cada año se aproxime en el calendario el día 3 de junio,
recordaremos lo ocurrido en Londres.
Recordaremos
que un joven, que no pensó más que en ayudar a quien lo necesitaba,
perdió la vida en el empeño, víctima de una puñalada traicionera,
asestada por el fanatismo y la sinrazón.
Recordaremos
que ese joven removió nuestras conciencias, dando al mundo entero
una lección de vida.
Recordaremos
que nos hizo sentir orgullosos de ser sus compatriotas, y de ser
abogados, como lo era él también.
Recordaremos
que nadie tiene el derecho de imponer a otros sus ideas, sean éstas
de la naturaleza que sean. Y menos aún mediante el uso de la fuerza
y el terror.
Recordaremos
que hacer lo que es justo es imperativo de la condición humana,
aunque nos vaya la vida en ello.
Recordaremos
que mirar hacia otro lado dando la espalda a la injusticia no hace
desaparecer los problemas.
Y
desearemos que el valor y los valores de Ignacio nunca caigan en el
olvido.
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